En un velorio, llega un borracho, con una caja de herramientas, se acerca al ataúd y ve a la viuda, que le acomodaba la peluca a cada rato al difunto, se compadece, y le dice: Salga un momento y yo le arreglo el problema. A los 10 minutos llama a los parientes, se acercan ven con asombro que no se le movía para nada el peluquín, y se dirigen al hombre y le dicen: ¡¡Muchas gracias!! ¿Cuánto le debemos por este favor? y el les contesta: no es nada señora, por 4 clavos locos, ¿qué les voy a cobrar?
Por:
Ignacia Rocio - Santiago - Chile
rec.:30/ene/2008 pub.:30/ene/2008 Enviado:3/feb/2008