Un día al regresar de la oficina, mi hijo me aborda:
Papi, papi, esta tarde te vinieron a buscar como mil cobradores.
¡Te he dicho más de un millón quinientas setenta y nueve mil veces, que no seas, tan exagerado!
Días después me esperaba en la sala:
Papi, papi, ¿Tú estás a favor del desarme?
Claro, mijo.
¡Ah, es que, desarmé el computador!
Por:
Anónimo - Estados Unidos
rec.:23/ene/2001 pub.:21/feb/2001 Enviado:21/feb/2001