Era un hombre que estaba tan, pero tan, obstinado de la vida, que en un momento de desesperación dice:
¡Le vendo mi alma al diablo!
En ese momento se estremece la tierra y se abre un enorme hoyo en el suelo, y sale un diablito pequeño y dice:
¡Manda a decir mi papá, que no tiene plata!
Por:
Flor María Arjona Noguera - Venezuela
rec.:10/jun/2003 pub.:17/jun/2003