Entonces, la princesa recogió al sapo, lo llevó a su cama, le dió un beso, y oh maravilla, el horrible sapo se convirtió de repente en un hermoso príncipe.
Abuelita, interrumpe la niña, y los papás de la princesa, ¿Se tragaron el cuento?
Por:
juan valentin velazquez perez - mazatan - chiapas - México
rec.:13/dic/2001 pub.:22/ene/2002