Llega un pintor al entierro de su compañero de oficio; llorando se dirige penosamente a la esposa (ahora viuda) de su compañero, y le dice con dolidas palabras:
Señora, lamento muchísimo lo ocurrido, comparto la pena que sufre, pero tengo algo que decirle. Las ultimas palabras de su esposo, a mí me tocó escucharlas.
La señora se dirige a él con cara todavía más dolida, con la voluntad de saber las últimas palabras de su esposo y le dice :
Señor, por favor, le suplico me diga cuáles fueron las últimas palabra de mi esposo, antes de morir.
Responde el señor:
Estas, fueron sus últimas palabras:
¡No muevas el andamio, por favor, no muevas el andamio, que nos vamos a caer!
Por:
Jorge T Gonzalez Rodriguez - México
rec.:28/mar/2000 pub.:5/jul/2000 Enviado:5/jul/2000